Bebo agua, miro a mis espaldas y veo a Abraham como conversa con Joan acerca de no se que cosa.
En mis audífonos suenan las letras de "no handlebars" que canta la banda Flobots y buscando una chispa que encienda mi productividad, miro el código, no sale nada, navego el internet, divago, sopeso mi situación y sigo desviándome de mis labores.
Ganas no me faltan para terminar, pero mi mente esta en mute. Unas ansias diluidas humedecen mi mente, no se si es acerca del fin que se aproxima o la llegada de las 5 de la tarde de hoy.
Cuento los minutos, leo mangas, pienso en las lanillas que debo de comprar para secar el carro, cambio la lista de reproducción del media player ahora escucho a Toque Profundo, le hablo a Tamara y a Noelia, me acuerdo de la nueva calle recién asfaltada que adorna el frente de mi hogar y con eso me imagino bajando en mi tabla larga. A las doce a armar bultos para el viaje que se aproxima, debo montar a mi Garnett en la van de la casa.
...
Cuatro días pasan volando, y es así como entre menesteres, nos encontramos a nosotros mismos, nadando entre las olas, jugando domino intra-generaciones, entre tragos de whisky y platos de cereal, juegos de cartas, baños en la piscina y siestas en el mueble en el mismo trayecto del sol, solo para despertar bañado en sudor. llenar los 10 grados de estomago con paellas, carnes a la BBQ y los antojos aleatorios de emparedados de jamón y queso.
Levantarse a las seis y treinta de la mañana para ir a la playa y tener que esperar a que tus compañeros se alisten por dos horas, ver en la playa unas olas magistrales, 3 horas en el agua, parar la sesión de baño en el océano para ir a almorzar, y al terminar volver de nuevo a la costa. en la noche no salir de casa y disfrutar como quiera.
Es que soy y por eso existo.
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